La educación y la formación no sólo están basadas en la adquisición de contenidos por parte del alumnado, ya que todo ser humano desde que nace hasta que muere tiene una relación de dependencia con el medio social en el que se relaciona, así como con el entorno natural que le rodea y en el que vive.
Gracias a esta relación con el medio, el alumno puede desarrollar y perfilar su personalidad, siendo las primeras etapas educativas de gran importancia
Podemos entender como entorno social aquel medio donde las personas nos relacionamos con los demás. Es el medio más próximo y cercano en el que el alumno desarrolla su día a día, mantiene contacto con la cultura y la sociedad, y donde convive con otras personas. Cuando hablamos de entorno natural hacemos referencia al medio natural en el que vivimos y que nos rodea, y las relaciones que tenemos con él.
Durante la etapa escolar, son de máxima importancia el medio y la educación que en él reciben las personas.
La perfecta integración de los alumnos en su entorno más cercano es clave en su desarrollo personal, así como en la adquisición de una serie de valores, actitudes y competencias, que los ayudarán a relacionarse de manera positiva con otras personas, a afrontar diferentes problemas y situaciones a lo largo de su vida y a desarrollar un pensamiento crítico.
La teoría del Aprendizaje significativo propuesta por Ausubel, destaca la importancia de que el alumno desempeñe un rol activo, centrándose fundamentalmente en intentar que este relacione los nuevos conocimientos adquiridos con otros que ya conozca, dada la conexión de estos con su entorno más cercano. El significado que le da a estos nuevos conocimientos proviene del medio social y natural externo, y es primordial que el alumno los asimile y los interiorice.
En el ámbito educativo, existen numerosos autores que han hablado de la importancia del entorno en la educación del alumnado. Así, tenemos como ejemplos a:
Podríamos concluir diciendo que si se integra el factor emocional en las aulas, así como el entorno en el que el alumno desarrolla su día a día, y teniendo en cuenta que “sólo se protege y conserva lo que se conoce y valora” (Plan Nacional de Educación y Patrimonio, 2012), podremos impulsar una educación que aúne tres conceptos: sentimiento, pensamiento crítico y acción.