Benjamin Bloom, un psicólogo estadounidense, se preocupó de clasificar los conocimientos que un alumno adquiere por niveles, de acuerdo a objetivos y aptitudes. Porque existen procesos cognitivos, afectivos y psicomotores básicos y otros más complejos en el proceso de aprendizaje de un alumno, deben ordenarse y clasificarse y de ahí nace la Taxonomía de Bloom.
La RAE define taxonomía como la “Clasificación u ordenación jerárquica en grupos de cosas que tienen unas características comunes”. En el caso concreto que nos ocupa se trata de una jerarquía de verbos que se usan en el aula, cuyo fin más fundamental sería lograr que los alumnos utilicen y practiquen el verbo Crear habiendo pasado por todos los demás.
Desde 1956 hasta hoy esta escala ha sufrido varias revisiones. Las revisiones atienden a las necesidades educativas nuevas. La actual revisión encaja en las necesidades educativas de la era digital. Dichas revisiones se han ido adaptando a las distintas realidades y el orden en la clasificación atiende a dos grupos.
Desde el punto de vista docente, consideramos que es muy útil conocer esta taxonomía de Bloom con el propósito de utilizarla en el diseño de las actividades para nuestros alumnos de San Gabriel. Tiene sentido para nosotros proponer actividades de procesos cognitivos con una complejidad menor inicialmente y tras dominar esos procesos más básicos pasar a actividades que trabajen las habilidades del nivel superior.
Los procesos cognitivos menos complejos son los verbos recordar, comprender y aplicar. Pertenecen al grupo más básico en cuanto adquisición de conceptos y no deberíamos pasar al siguiente grupo hasta la adquisición de estos. Los verbos analizar, evaluar y crear se atribuyen al grupo de niveles más complejos, más abstractos.
Revisemos el conjunto de verbos que conforman esta taxonomía, en orden, desde lo básico hasta lo más complejo para comprender todos los niveles por los que nuestros alumnos pasarán:
Es fundamental para nosotros como docentes saber qué queremos que los alumnos aprendan y conozcan y por tanto saber secuenciar las actividades con lógica y en base a lo que requiere su proceso cognitivo.
Como consecuencia de ese deseo del docente y la aplicación de la taxonomía, los alumnos avanzan a su ritmo y son conscientes de lo que van aprendiendo. Además trabajan el pensamiento crítico y reflexivo y el conocimiento con total certeza será más duradero, perdurará más tiempo.