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Experiencias Vivenciales Infantil

Actualmente la falta de tiempo y el estrés marcan vertiginosamente el ritmo de vida de las personas, y por ende, la de los más pequeños. Tanto es así que en las últimas décadas el aprendizaje se ha reinventado teniendo poco o nada que ver con aquel que experimentaron generaciones anteriores. Generaciones que disponían de muy poco material, pero que sí poseían  una de las claves de la infancia “la creatividad” relacionada con su entorno natural y social.

A día de hoy nos preguntamos, si habremos desnaturalizado a nuestros hijos, si habremos sesgado la manera de aprendizaje más valiosa, “el juego”. Si bien el juego nace espontáneamente, en muchas ocasiones somos los adultos quienes proponemos un juego u otro en lugar de que sean ellos los protagonistas de su propio aprendizaje, imponiéndoles el rol de invitado.

Uno de los canales que más caracteriza el aprendizaje en San Gabriel es el “aprendizaje vivencial”, y para ello, caminamos de la mano con el tercer educador: el espacio, nuestro entorno natural y social.

De la necesidad de un ambiente propicio en la educación Infantil, como parte fundamental del crecimiento de los alumnos, y con la colaboración de un entorno natural que propicia un aprendizaje significativo y de conexión con ese campamento base de la vida, surgen las experiencias educativas vivenciales en el aula.

Las metodologías vivenciales

En las metodologías vivenciales el aprendizaje significativo nace de la acción y mediante la que trabajamos diferentes campos del aprendizaje, consiguiendo una enseñanza globalizadora.

Fruto de esas prisas y de ese estrés social, nos encontramos frente a generaciones que no han cogido una uva de la viña ni han comido una manzana del árbol. Generaciones que aprenden el nombre de algunos alimentos mediante flashcards o juguetes de plástico.

Durante los tres primeros meses de curso se han provocado en el aula de 2 años de nuestro centro varias experiencias con alimentos con el fin de crear no sólo un vínculo respetuoso y cercano a estos y lo que la naturaleza tiene para ofrecernos, sino también con el fin de trabajar la vida “práctica” desde experiencias holísticas

Dos de las sesiones más gratificantes a nivel educativo fueron “Pintamos con fruta” y “Chocolaterapia”. En estas sesiones se “provocaba” una actividad, sin intervención adulta, en la que los alumnos utilizaban la fruta o el chocolate para pintar, para exprimir, para experimentar… 

No sólo descubrieron olores, texturas, o sabores, pues la experiencia sensorial parece la más evidente, sino que también, de  manera experimental  trabajaron las matemáticas, la física, la lengua… pues todas estas áreas están camufladas en la cocina.

Experiencias Vivenciales Infantil

Del mismo modo que en el “Taller de galletas” descubrieron la magia de la química, al mezclar y conseguir de todos esos alimentos, uno nuevo. De esta manera, son los propios alumnos quienes descubren todo eso, desarrollando así las inteligencias múltiples.

Poder mancharse de chocolate mientras lo comen y descubrir que también sirve de pintura, que se seca y solidifica, que el chocolate es algo más que un objeto de “deseo” y que la fruta no es ese “almuerzo aburrido” que les dicen que es bueno para ellos, son experiencias que poco a poco ellos mismos van descubriendo de manera natural. 

La alimentación es un tema que goza de una gran atención en nuestro colegio, y es por ello que los alumnos deben ser partícipes de su propia alimentación.

Mediante todas estas experiencias hemos conseguido que los niños disfruten con la comida, pero también hemos trabajado la concentración, la motricidad fina y gruesa, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, el autoconcepto, la independencia….y por supuesto hemos creado un vínculo muy necesario, el vínculo con el mundo y el entorno que nos rodea, en el más llano sentido.

 

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