Los niños tienen innato el impulso de jugar. Ese impulso responde a una necesidad biológica y social, además, poseen una atracción especial hacia la naturaleza. Por ello, en San Gabriel, los niños de 2 a 12 años disfrutan a tope de sus recreos, son niños con suerte ya que cuentan con un entorno natural extraordinario que fomenta su creatividad y desarrollo pleno.
Jugar en la naturaleza se ha convertido en nuestros días en un privilegio. Todas las investigaciones realizadas por los mejores expertos educativos nos advierten de los beneficios de jugar en ella y recuerdan el impacto positivo que tiene en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de los niños.
Los niños de Infantil y Primaria en el recreo de San Gabriel juegan libremente haciendo tartas de barro, usando palos de espadas, construyendo castillos y carreteras con arena, figuras con piedras, coronas con flores y ramas, compras con piñas, etc. Un abanico impresionante de diferentes objetos, olores y texturas con los que se divierten y exploran.
Todos estos elementos que les ofrece el entorno natural en el que juegan les permite desarrollar un rico juego simbólico, desarrollar la imaginación, la creatividad y la fantasía. Es increíble ver sus caras de felicidad jugando en su recreo mientras aprenden a valorar la naturaleza.
El juego libre y no estructurado en bosques, espacios verdes y areneros tiene un efecto muy positivo en la salud y el desarrollo del niño ya que potencia tanto sus capacidades físicas como sus habilidades motoras. Desafortunadamente, la sociedad se vuelve cada día más sedentaria y reacia al peligro, por lo que cada vez menos niños cuentan con la oportunidad de disfrutar de la naturaleza.
Contar con un recreo en un entorno natural, como ocurre en San Gabriel, es hoy por hoy un regalo de valor incalculable que ofrece una serie de ventajas como son la oportunidad de crear juegos constructivos, sociales, imaginativos y funcionales.
Por ello, es necesario que los niños de hoy, vuelvan al juego libre y si es en un espacio verde y natural como su recreo mucho mejor. Estaremos todos de acuerdo en que los estímulos que ofrece la naturaleza no los ofrece ningún otro tipo de juguete electrónico por muchas luces y sonidos que tenga. Jugando, los niños entran en contacto con el mundo que les rodea, por lo tanto, si aprenden a conocer la naturaleza, también aprenderán a quererla y protegerla.