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La transición de infantil a primaria.

Con el final de las clases y el inicio del verano se plantea la gran pregunta: ¿qué hacer para que los niños y jóvenes no dejen de realizar actividad física?

Y es que, mirando a este dilema con perspectiva, resulta cierto pensar que las vacaciones son generalmente concebidas para descansar, relajarse, viajar y, en resumen, hacer todo aquello que no se ha podido durante el resto del año. Pero esto no puede llevar a dejar de hacer todo aquello que sí se ha hecho, especialmente hablando de la realización de actividad física.

Durante el año la gran mayoría de los niños y jóvenes se mantienen en movimiento a través de, en muchos casos, la realización de extraescolares deportivas, y de una manera global, gracias a la propia asignatura de Educación Física.

Es por esto, que el final de curso también trae consigo el cierre de estas actividades deportivas, lo que puede suponer, en muchos casos, la desaparición de todas las principales fuentes de actividad física.

A esta situación habría que añadir al gran enemigo que se presenta en esta época del año: el calor, gran limitante para la práctica deportiva en verano. 

Y frente a este enemigo común, parecen dos aliados indispensables: la sombra y la hidratación.

A la hora de fomentar la actividad física en verano, y de incentivar a la juventud a su realización, se debe tener en cuenta en todo momento esas dos condiciones indispensables, realizar todas las actividades a la sombra, siempre que sea posible, y evitando las horas centrales de más calor y mayor impacto de los rayos del sol, y tener siempre a mano fuentes, botellas, o cualquier otra forma de hidratarse y refrescarse, para mantener la temperatura corporal en unos baremos razonables, y para reponer toda el agua y sales perdidas debido al sudor.

No puede ser tampoco despreciado el importante papel de ayuda que puede desempeñar la ingesta de frutas de temporada, como sandía, cerezas o melón, entre otras, las cuales además de sus grandes, y de sobras conocidas por todos, características nutricionales, basadas en un importante aporte vitamínico y mineral, poseen una gran función refrescante, debido a su alta composición en agua. Esto las convierte en una excelente opción para reponer energías e hidratar el cuerpo ante el asfixiante calor.

Así pues, teniendo esto en cuenta, siempre es una gran opción realizar actividades en el medio natural y/o acuático, como pueden ser la montaña y la piscina. En el primer caso, realizar diferentes actividades motrices en la montaña, ya sean de senderismo y montañismo, o simplemente de realización de juegos y deportes, es una gran opción debido a la temperatura más amable y al aire fresco presente en dichas zonas, como a la accesibilidad a diferentes ríos o pozas en los que bañarse y nadar o refrescarse y relajarse. La opción de la piscina, la cual es la escogida por el colegio para las clases de educación física durante las últimas semanas del curso,  también es una fantástica manera de no dejar de realizar actividad física pero sin sucumbir a las altas temperaturas y a los peligrosos rayos del sol. 

A modo de conclusión, tras los diferentes aspectos comentados, es necesario recalcar la vital importancia de no dejar que los niños y jóvenes caigan en el sedentarismo durante los meses de verano, si no que, en su lugar, sean capaces de seguir realizando actividad física, pero haciéndolo de una manera prudente, segura y divertida.

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