- El pensamiento independiente y crítico.
- La capacidad comunicativa.
- La escucha activa.
- La empatía.
- La metacognición.
- La recopilación de datos a través de los sentidos.
- La reflexión.
- La argumentación.
- Ampliación del vocabulario.
- Mejora la redacción y la forma de expresar ideas.
Según Mathew Lipman, autor de varios programas y escritor de varios libros sobre filosofía para niños, es posible ya que los niños desde que empiezan hacerse preguntas son filósofos en potencia.
Enseñar filosofía es enseñar a filosofar, al hacerlo, el alumnado va a generar elementos que le permitan comprender mejor el mundo y el pensamiento humano a través de diálogos filosóficos, arte, lectura de textos, lógica matemática, juegos de roles o estudios de casos.
Una de las maneras es a través de un proyecto interdisciplinar. En el aula de 4º de Primaria se creó un proyecto titulado “Filosofando con el coco” que permitió introducir la filosofía como hilo conductor del proyecto abarcando las asignaturas de Lengua, Matemáticas, Sociales, Educación artística y Educación Física.
Para ello, se introdujeron rutinas de pensamiento que ya se habían trabajado en otros proyectos: las partes y el todo, compara y contrasta, el titular, antes sabía y ahora sé... con el fin de que se convirtieran en destrezas de pensamiento.
Se filosofó a través de cuentos, leyendas y mitos, se trabajó la lógica matemática y la resolución de casos, se unió la educación física y la estadística a través del datchball, se aprendió a pensar con arte comparando y versionando cuadros, se trabajó con la música y un día a la semana se hicieron diálogos filosóficos. La lectura de dos cuentos “ Juan sin miedo“ y “El sastrecillo valiente” sirvieron para crear la pregunta del primer diálogo filosófico: ¿Es bueno no tener nunca miedo?
Y de ahí salieron dos premisas:
- Para unos era bueno no tener nunca miedo porque te permite enfrentarte a todas las situaciones.
- Para otros no era bueno tener miedo porque podríanb ponerse en peligro muchas veces.
Para trabajar la estadística lo hicieron a través del datchball: mientras unos practicaban el deporte, otros recogían datos del juego y después en clase de matemáticas hacían sus gráficos y estudiaban las estrategias para el siguiente partido.
La experiencia fue muy buena tanto para alumnos como para las familias que ayudaron con preguntas para plantear en los diálogos filosóficos. Finalmente, en un mundo donde la información les llega por muchos canales, es bueno que los niños aprendan a discernir entre lo veraz y la mentira y puedan ser críticos a la hora de tomar sus decisiones.