Desde hace años la educación, al igual otros ámbitos de nuestra sociedad, se encuentra inmersa en un proceso constante de cambio en cuanto a la búsqueda de modelos y metodologías que se adapten a las necesidades reales y mejoren los aprendizajes del alumnado. Este hecho alcanza de igual manera a la Educación Física, materia en la que modelos como el Flipped Classroom o el trabajo cooperativo pueden aportar un plus a la hora de asimilar y trabajar los contenidos.
Dadas las características que presenta el área de Educación Física en la que se tiene que dedicar un tiempo al traslado del alumnado a otros espacios, preparación de material, cambios de indumentaria o explicación de contenidos, para pasar posteriormente a una práctica de actividades, el hecho de contar con modelos de enseñanza-aprendizaje que implementen metodologías activas y que permitan reducir alguno de esos tiempos es un factor muy a tener en cuenta.
En este punto, es donde el modelo de la clase invertida y las distintas metodologías que puede englobar, así como el uso de las TICs, puede proporcionar tanto a los alumnos como al profesorado de EF grandes ventajas, ya que, si tenemos en cuenta la influencia de la imagen, permite trabajar visualmente los contenidos relativos al análisis de movimiento, tanto en actividades deportivas y técnicas, como en actividades expresivas, de naturaleza y de condición física y salud.
El Flipped Classroom como enfoque o modelo se puede implementar en el área de Educación Física a través de distintas metodologías (ABP, aprendizaje cooperativo, gamificación, descubrimiento, TBL, etc.) que promuevan un aprendizaje activo, basado en la investigación y experimentación, en el que los alumnos se convierten en los “gestores” de su aprendizaje.
De acuerdo al modelo, los alumnos realizan una aproximación a los contenidos de tipo teórico y de perfil más bajo en la taxonomía de Bloom, a través de material audiovisual en casa (espacio individual), que genera al profesor información del grado de comprensión del alumno sobre dichos contenidos; para ello se puede recurrir a multitud de herramientas y apps existentes (Edpuzzle, formularios de google, plantillas Cornell, Popplet para mapas mentales y/o conceptuales, son algunos ejemplos).
En el aula (espacio grupal), ya no tendrá lugar la explicación tradicional, sino un momento de resolución de dudas y preguntas que permitan centrar y orientar el trabajo a realizar. Igualmente, en función de la metodología por la que se haya optado, serán los propios alumnos los que deberán dar respuesta a esas dudas o bien, realizar las explicaciones pertinentes sobre los aspectos teóricos y trabajo a desarrollar. Esto va a permitir aumentar el tiempo de práctica y de búsqueda de soluciones a los distintos problemas, retos o actividades propuestas.
Es en este espacio grupal donde el alumnado cobra relevancia respecto a la enseñanza tradicional y se convierte en el “protagonista” del proceso.
Si las tareas son propuestas por el profesor, la búsqueda de soluciones y respuestas deben ser elaboradas por los alumnos/grupos; si se opta por metodologías como el ABP, las actividades y tareas a realizar pueden ser propuestas y dirigidas por los propios alumnos, bien en grupos cooperativos por separado, bien en equipo cooperativo al resto de alumnos de clase (p.e: un equipo elabora en casa con un documento compartido una sesión de condición física y explica: el sistema a trabajar, los beneficios para la salud, dirige el calentamiento, la tarea para su desarrollo y corrige a los compañeros de clase). El profesor, por tanto, cambiará su rol en el proceso para convertirse en un guía, “asesor” o gestor de grupo.
Si durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, el alumno cobra relevancia en la toma de decisiones, elaboración de las tareas y búsqueda de soluciones, las herramientas e instrumentos de la evaluación también deberán adaptarse a esa nueva situación. La adquisición de conocimientos y destrezas, aun siendo una parte importante del proceso, quedará supeditada a la aplicación y análisis de las prácticas y, en última instancia, a la creación, o soluciones aportadas por los alumnos a determinadas situaciones planteadas (últimos niveles de la taxonomía de Bloom).
Por tanto, se requerirá un uso habitual de rúbricas que amplíen el espectro de los aspectos a evaluar, que en la enseñanza tradicional quedaban reducidos a una prueba o examen, bien de aspectos teóricos, bien de meras ejecuciones. En estas rúbricas, además de los aspectos relativos a los conocimientos y destrezas, se deberán valorar aspectos relativos al proceso, a la aportación en los equipos cooperativos y a los productos finales elaborados o creados por los alumnos.
Siendo consciente que ningún modelo educativo resolverá de forma total los problemas de enseñanza-aprendizaje, se puede señalar que el modelo Flipped Classroom (basado en metodologías activas y uso de las TICs), en el área de EF puede aportar una serie de ventajas: