
Llegados a estas fechas, los alumnos y profesores empiezan a visualizar el final de curso, con lo que conlleva realizar exámenes y pruebas finales. En la Formación Profesional, la mayoría de las evaluaciones son prácticas, trabajos, exposiciones y algún que otro examen teórico.
Generalmente, los estudiantes están habituados a realizar pruebas escritas, pero no tanto a ser evaluados a través de otras metodologías. Es por ello, que se ayuda a centrar los aspectos importantes a través de las rúbricas.
Dependiendo de la actividad y unidad didáctica se elaboran unas u otras, por ejemplo en las presentaciones es muy importante la calidad de la exposición, los gestos y fluidez de los discentes para poder expresar el tema a tratar de forma correcta.
En cambio, cuando los alumnos realizan exámenes prácticos, unos días antes de la prueba ya tienen su forma de evaluación, con la correspondiente calificación de cada aspecto importante antes del examen.
Para visualizar mejor los diferentes tipos de evaluación, se detallan a continuación:
- Examen teórico: normalmente no se facilita la rúbrica antes de corregir, únicamente es el profesor el que la posee para establecer pautas de evaluación y así poner una calificación justa y objetiva a los estudiantes. Como pueden ser las palabras claves, las faltas de ortografía, la concordancia de las frases…
- Examen práctico: en este caso, puede ser antes o después de las pruebas teóricas cuando el alumno es conocedor de la rúbrica. En muchos casos, la evaluación es muy parecida entre este tipo de pruebas. Principalmente se tiene en cuenta la forma de trabajar y la técnica, no es necesario que sean expertos en realizar las prácticas a evaluar, ya que es un momento de aprendizaje. Otro factor que suele ser importante en estas rúbricas es el conocimiento de las palabras técnicas, tanto en la metodología como en el material a emplear.
- Exposiciones: Siempre se entrega antes de que el alumno sea evaluado, para que se pueda preparar de forma correcta la presentación a realizar en clase. Como en la mayoría de estas tareas, uno de los aspectos más interesantes es la forma de desenvolverse en público por parte del alumno, seguir de forma conexa el temario a explicar y el empleo de un vocabulario técnico y correcto para su nivel de estudios. No es la misma exigencia cuando el alumno realiza una formación profesional básica, que un grado superior.
- Proyectos: en este caso la rúbrica para el alumno se presenta en el mismo momento que la plantilla y las instrucciones para realizar el proyecto, sirve tanto como de evaluación como guía para conocer los pasos a seguir del proyecto. En ocasiones, cuando los estudiantes realizan actividades grupales, puede existir otra técnica de evaluación también basada en la misma herramienta, pero evaluando cómo trabajan los discentes en grupo. Generalmente, las notas son muy dispares entre sí, ya que un alumno muy trabajador obtendrá buenas notas en las dos rúbricas, pero un alumno que no tiene buena actitud para los trabajos grupales, obtendrá la misma calificación en la rúbrica grupal que el resto de sus compañeros, pero en cambio, no será buena en la individual.
En conclusión, la evaluación de la Formación profesional debe ser un proceso que sea de la manera que sea, debe conseguir identificar y verificar los conocimientos, los objetivos y las habilidades de los alumnos, así como analizar y observar el avance de los procesos de aprendizaje, y sin duda la rúbrica es un elemento clave para esta labor.