Los niños son el futuro de nuestra sociedad y es en las primeras etapas cuando se deben inculcar una serie de valores como el respeto, la honestidad o la igualdad entre otros. No se trata de una mera transmisión teórica sino más bien de una forma práctica y significativa comenzando por uno de los entornos más cercanos al niño, la escuela.
Gracias a la convivencia en el aula con sus iguales, se hace posible vivir situaciones en las que ellos deben solucionar conflictos, asumir diferentes opiniones y puntos de vista u organizarse para compartir los materiales, para ello, la figura del docente es fundamental para mediar y modelar los valores y las consecuentes acciones de sus alumnos.
Los niños y niñas cuando nacen no tienen un patrón adquirido sobre cómo actuar ante las situaciones o diferenciar entre lo que está bien o lo que está mal, será mediante la observación de las personas que les rodean cuando irán adquiriendo esos parámetros sobre lo que es correcto y lo que no. Por ello, es de vital importancia que el docente actúe en todo momento con sus estudiantes acorde con aquellos valores que quiera transmitir, respetando a sus alumnos, escuchándolos de forma activa e intentando siempre hacer la elección más justa para todos.
A lo largo de la jornada escolar, surgen cantidad de situaciones interesantes en el aula, ya que los niños interactúan entre ellos y, en ocasiones, sin filtro alguno. No debemos actuar tan solo cuando surja un conflicto, sino que debemos observar a los alumnos en el juego simbólico, en sus conversaciones y en su forma de interactuar para actuar cuando percibamos comentarios o acciones que van en contra de los valores que se quieren transmitir haciendo a los niños y niñas reflexionar sobre ello y aportando diferentes puntos de vista al respecto.
Los cuentos son un recurso muy valioso para la transmisión de valores, a través de los personajes y las situaciones que estos viven, a menudo los estudiantes se identifican con estos ellos y aprenden de sus errores y decisiones, observando su comportamiento desde una posición objetiva y haciendo un juicio de valor sobre lo que sucede en el comienzo y en el desenlace.
Mediante la asunción de responsabilidades específicas en forma de rutinas de aula los alumnos ponen en práctica los valores adquiridos como por ejemplo con el cuidado de una mascota, fomentando así el respeto a los animales, la responsabilidad de una tarea diaria o la constancia.
Las campañas de recogida de alimentos o la participación en movimientos solidarios como la carrera a favor de los océanos les ayudan a concienciarse de la realidad que les rodea actuando en consecuencia para cambiarla en base a unos valores como la generosidad, el respeto al medio ambiente o los derechos humanos. De esta manera, ya desde edades tempranas comienzan a tener conciencia de la desigualdad del mundo que les rodea pero también concienciando de que ellos pueden actuar para modificarla mediante pequeñas acciones solidarias.