Cuando hablamos de centro escolar debemos involucrar a toda la comunidad educativa, personal docente, personal de administración y servicios, alumnos y familias para trabajar de manera conjunta.
El buen clima no depende de una única variable sino del resultado de la interacción de múltiples variables como la actitud de los alumnos, la relación entre ellos, el profesorado y la interacción con el resto, así como de la asignatura o de las estrategias metodológicas, entre otras. En el centro educativo no debemos esperar que surja siempre de manera casual. En muchas ocasiones debemos buscar, de manera activa, que esto suceda.
En definitiva, un clima escolar negativo siempre será un obstáculo para que el proceso aprendizaje sea eficiente. Por el contrario, un clima escolar positivo hace que el alumno se sienta acompañado, valorado y fomenta su desarrollo global.
En un mundo cada vez más globalizado, la heterogeneidad dentro y fuera de las aulas es un fenómeno cada vez más común en nuestra sociedad.
La multiculturalidad es un término que se define como la existencia de diversas culturas que conviven en un mismo espacio geográfico o social. Por tanto, la escuela, como uno de los principales agentes de socialización, debe ser un lugar donde los niños y jóvenes adquieran conocimientos pero, sobre todo, valores. Lograr una escuela plenamente inclusiva empieza por la educación multicultural.
En San Gabriel creemos que una enseñanza que incluya el multiculturalismo desde distintas áreas, hará que los estudiantes adquieran valores como la empatía y el respeto a la diversidad y, en definitiva, contribuirá a que sepan convivir en una sociedad globalizada.
Sin duda, el aprendizaje de uno o varios idiomas extranjeros va unido a la multiculturalidad. Es por ello que desde el departamento de bilingüismo y en las asignaturas de inglés y francés, se ofrecen a los alumnos distintas actividades con el objetivo de ampliar su conocimiento cultural y desarrollar el pensamiento crítico mediante el descubrimiento de otras culturas y realidades.
El aprendizaje de un idioma va de la mano del respeto por las tradiciones y costumbres de otros países; por eso en San Gabriel consideramos que se debe profundizar en las similitudes entre culturas, y no en las diferencias, para lograr de este modo una educación multicultural inclusiva que trabaje por la eliminación de prejuicios y estereotipos. Además, fomentar las diferencias entre países puede provocar separación entre personas que deben saber convivir, ya sea dentro o fuera del colegio.
Por tanto, nuestra filosofía es que la multiculturalidad es sinónimo de enriquecimiento para nuestros alumnos.
Otro beneficio de la educación multicultural es su contribución a la cohesión grupal. Está demostrado que una buena cohesión grupal permite elevar el rendimiento tanto a nivel grupal como individual. Dentro de un grupo cohesionado incrementa el sentimiento de seguridad, disminuye la ansiedad y aumenta la autoestima, facilitando la motivación del estudiante.
En este sentido el rol del docente es decisivo, y en el aula debe promover la comunicación como herramienta de comprensión mutua y el descubrimiento del valor de lo diferente.
Como vemos, el multiculturalismo pedagógico no resulta algo sencillo, pero hoy en día la globalización y las nuevas tecnologías han contribuido al acercamiento a otras culturas. También en el ámbito de la cooperación internacional ha habido grandes avances para el desarrollo de la educación multicultural, y plataformas como eTwinning ofrecen a los centros escolares de distintos países europeos la posibilidad de compartir, colaborar y desarrollar proyectos en común.
Desde San Gabriel queremos transmitir el mensaje de que educar en valores desde la multiculturalidad es una herramienta necesaria para que todos los alumnos, independientemente de su origen o cultura, sientan que pertenecen a una misma comunidad educativa.
“If you talk to a man in a language he understands, that goes to his head. If you talk to him in his language, that goes to his heart” (Nelson Mandela).
El origen de la orientación educativa se remonta a principios del siglo XX en Estados Unidos con el concepto de “orientación vocacional”. Poco tiempo después llegó a Europa la misma necesidad de asesorar laboralmente a los jóvenes.
Años más tarde, en la segunda mitad del siglo XX, se desarrolló la psicometría, o desarrollo de pruebas psicológicas, disciplinas encargadas de los procesos de evaluación que sirven para seleccionar personal en diversas empresas del mundo.
De esta manera surgen las llamadas “baterías de pruebas”, pruebas estandarizadas basadas en estadísticas, en las que se incluyen algunas de inteligencia, otras de intereses vocacionales, y otras para identificar rasgos de personalidad. Este tipo de pruebas empiezan a resultar interesantes también en el entorno escolar y en consecuencia, surge la necesidad de contar con especialistas encargados de evaluar a estudiantes que presentan ciertas dificultades escolares, por lo que la figura del orientador se ve fortalecida y adquiere un rol importante en la escuela.
En España se forman las primeras instituciones de Orientación en Barcelona, en primer lugar, y más tarde en Madrid, con el fin de optimizar la actividad laboral, mejorar el rendimiento de los trabajadores y favorecer el aprendizaje profesional.
Sería la Ley de Educación de 1970, la que de forma expresa contemplaría contenidos de orientación en todo el sistema educativo, situándola como un derecho del estudiante a lo largo de toda su vida escolar “atendiendo a los problemas personales de aprendizaje y ayuda en las fases terminales para la elección de estudios y actividades laborales”
Es entonces cuando se da un paso clave, se crean Servicios de Orientación Escolar y Vocacional dirigidos a alumnos con edades más tempranas, con el objetivo de diagnosticar dificultades de aprendizaje, asesorar a profesores y familias e intervenir y mejorar su calidad de vida desde el asesoramiento global (orientación escolar, social-personal y vocacional-laboral)
Años más tarde, en la década de los 90 aparece la Licenciatura en Psicopedagogía, la cual preparará a los especialistas en la orientación psicopedagógica para tener una mayor presencia en el contexto educativo.
Poco a poco, los docentes se van encontrando en sus aulas alumnos con necesidades y características diferentes, así como situaciones familiares diversas que influyen en el ámbito educativo. Es por ello que, la figura del orientador, se hace clave en el equipo docente, colaborando e interviniendo de manera directa, con toda la comunidad educativa.
Actualmente, en las escuelas no solo se trabajan los contenidos de las diferentes materias, sino que a través del departamento de orientación, también se ayuda a un adecuado desarrollo de los niños, a mantener una comunicación fluida con las familias, a mejorar habilidades y competencias en los alumnos etc… Se intenta ofrecer las herramientas necesarias para que los niños puedan conseguir los objetivos, ayudándoles en la toma de decisiones educativas, personalizando el proceso enseñanza-aprendizaje según las características de cada alumno y acompañándolos durante toda su etapa escolar de forma global.
Inclusión o educación inclusiva aparecen en nuestro diccionario docente desde los últimos años, tomando una gran importancia y una gran repercusión en la parte de la sociedad que formamos y preparamos. Cualquier docente entiende ahora el concepto de escuela inclusiva, como aquella en la que todos los niños de la misma edad aprenden juntos, en un mismo entorno, con independencia de sus características personales.
De hecho, las últimas leyes educativas establecen la atención a la diversidad como principio básico del sistema educativo sin ningún tipo de exclusión y la propia UNESCO la define como el proceso de abordar y responder a la diversidad de necesidades del alumnado mediante prácticas inclusivas en el aprendizaje reduciendo la exclusión educativa.
Pero, esto que ahora vemos como tan lógico, no siempre ha sido así. Si nos remontamos diez años atrás, este no era un concepto tan conocido ni tan trabajado. Los alumnos con necesidades educativas especiales salían de las clases para ser ayudados mediante refuerzos más particulares, perdiéndose el día a día de sus compañeros, que tan gran aprendizaje les aportaba igualmente.
En el Colegio San Gabriel siempre se ha apostado por esto, creyendo en una escuela inclusiva desde el principio, con un claro ideal: cada alumno merece tener la oportunidad de conseguir el éxito escolar acorde a sus diferentes formas y necesidades de aprendizaje. Tenemos claro que es la mejor manera de formar a personas tolerantes, empáticas y respetuosas con todos. El aprendizaje cooperativo entre todos es vital para salir a una sociedad lo más similar a la variedad de nuestras aulas.
La labor de atender a alumnos en un mismo espacio con diferentes necesidades e inquietudes resulta complejo. Nuestro primer paso como docentes es el conocimiento del alumno, guiados en todo momento por el departamento de orientación. Solo conociendo las inquietudes y necesidades del alumno seremos capaces de llegar a él. Pasado este proceso de conocimiento, basta con elaborar diferentes materiales y estrategias que les ayuden a ir desarrollándose en las diferentes áreas educativas, bajo nuestra guía y supervisión. Otro paso importante es cómo atenderlos. La tecnología en el aula con un dispositivo por alumno nos permite “volar” en el conocimiento personalizado y el enfoque flipped classroom nos permiten dar una atención mucho más cuidada e individualizada, particular para cada alumno y cada necesidad, sin tener que abandonar el aula habitual ni de estar esperando su turno perdiendo el tiempo, con el gran aprendizaje extra que supone para todos estar en el aula estándar. Dicha tecnología y metodología nos permite hacerlos independientes y autónomos en muchos aspectos, sin olvidar que están en el mismo espacio todos los alumnos y que entre ellos pueden ayudarse.
Con esto conseguimos no solo que el alumno avance en las diferentes áreas docentes. Conseguimos que el alumno se sienta integrado, que viva la realidad desde el aula, que aprenda a comportarse y a empatizar con todo tipo de compañeros, porque eso es lo que van a encontrarse fuera del aula.
Y, aún con todo esto, somos conscientes de la gran mejora que nos queda por delante. Seguimos trabajando en superarnos día a día apoyando todo tipo de inclusión en el aula mediante proyectos interdisciplinares e internivelares, donde todos aportan y todos importan. Viendo la inclusión como una oportunidad y no como un reto es la única manera de hacer que todo esto funcione.
No olvidemos que, como dijo Ignacio Estrada:
“Si un niño no puede aprender de la manera en que enseñamos, quizás debamos enseñarles de la manera en que ellos aprenden”.
El D. Fernando de la Puente, afirma que “las escuelas de padres son una de las estrategias más interesantes para crear un ámbito de diálogo educativo acerca de los fines y medios de la educación: por qué educamos, cómo educamos. Se inserta en el área de la comunicación o conversación, que no intenta lograr ninguna decisión operativa a corto plazo, sino solamente la reflexión, el diálogo, el consenso” (De la Puente, 1999: 246).
La Escuela de Familias es un espacio de reunión y de diálogo, en el que las familias acuden al colegio a aprender. Un espacio donde compartir e intercambiar experiencias cotidianas e inquietudes de la educación dentro del hogar familiar a través de la escucha, la participación activa y el diálogo donde aprenden unos de otros.
Es una manera de ayudar a través de herramientas y orientaciones a las familias en la educación de sus hijos, en el que se aprende a través de ensayo-error acompañado de paciencia, cariño y dedicación.
Es conectar los ámbitos de desarrollo esenciales de los niños: el ámbito familiar, el ámbito social y el ámbito escolar, permitiendo ir de la mano casa y colegio.
La Escuela de Familias aborda temáticas que cubren las etapas desde la infancia hasta la adolescencia. Es un tiempo de reflexión e información de las familias con los responsables de la charla. Además, se dan cuenta que, en general, todos pasan por lo mismo.
En el colegio San Gabriel, las familias reciben charlas por nuestras orientadoras o por expertos externos de temas de su interés. Las charlas suelen ser activas y participativas. La dinámica de la charla consiste en trabajar como trabajan sus hijos, o sea, trabajo cooperativo, flipped classroom, puesta en común…
En estos momentos nuevos que estamos viviendo, en el Colegio San Gabriel, seguimos con nuestra Escuela de Familias pero virtual. Lo que hacemos es crear “charlas” de temas, que actualmente son de interés para las familias, para que las puedan leer desde casa.
La Escuela de Familias es un recurso para mejorar la calidad educativa, ya que permite ir por el mismo camino a los dos agentes socializadores más importantes del niño, la familia y el colegio.
AMALTEA ha estado impartiendo charlas/talleres educativas sobre Afectividad y Sexualidad a nuestros alumn@s de 6º Primaria, 2º ESO, 4º ESO y 2º Bachiller, como cada año. Este formación se adecua a cada curso, respetando la etapa evolutiva de los alumn@s.
A medida que van creciendo nuestros chic@s se vuelven más curiosos. Desde el colegio queremos dar respuesta a sus inquietudes e intentamos proporcionarles una fuente segura de información. Movimiento Contra la Intolerancia es una organización que pretende sensibilizar a los jóvenes informándoles de los distintos colectivos minoritarios que sufren la intolerancia social y estuvieron hace unos días charlando con nuestr@s alumn@s de 1º de ESO.