El origen de la orientación educativa se remonta a principios del siglo XX en Estados Unidos con el concepto de “orientación vocacional”. Poco tiempo después llegó a Europa la misma necesidad de asesorar laboralmente a los jóvenes.
Años más tarde, en la segunda mitad del siglo XX, se desarrolló la psicometría, o desarrollo de pruebas psicológicas, disciplinas encargadas de los procesos de evaluación que sirven para seleccionar personal en diversas empresas del mundo.
De esta manera surgen las llamadas “baterías de pruebas”, pruebas estandarizadas basadas en estadísticas, en las que se incluyen algunas de inteligencia, otras de intereses vocacionales, y otras para identificar rasgos de personalidad. Este tipo de pruebas empiezan a resultar interesantes también en el entorno escolar y en consecuencia, surge la necesidad de contar con especialistas encargados de evaluar a estudiantes que presentan ciertas dificultades escolares, por lo que la figura del orientador se ve fortalecida y adquiere un rol importante en la escuela.
En España se forman las primeras instituciones de Orientación en Barcelona, en primer lugar, y más tarde en Madrid, con el fin de optimizar la actividad laboral, mejorar el rendimiento de los trabajadores y favorecer el aprendizaje profesional.
Sería la Ley de Educación de 1970, la que de forma expresa contemplaría contenidos de orientación en todo el sistema educativo, situándola como un derecho del estudiante a lo largo de toda su vida escolar “atendiendo a los problemas personales de aprendizaje y ayuda en las fases terminales para la elección de estudios y actividades laborales”
Es entonces cuando se da un paso clave, se crean Servicios de Orientación Escolar y Vocacional dirigidos a alumnos con edades más tempranas, con el objetivo de diagnosticar dificultades de aprendizaje, asesorar a profesores y familias e intervenir y mejorar su calidad de vida desde el asesoramiento global (orientación escolar, social-personal y vocacional-laboral)
Años más tarde, en la década de los 90 aparece la Licenciatura en Psicopedagogía, la cual preparará a los especialistas en la orientación psicopedagógica para tener una mayor presencia en el contexto educativo.
Poco a poco, los docentes se van encontrando en sus aulas alumnos con necesidades y características diferentes, así como situaciones familiares diversas que influyen en el ámbito educativo. Es por ello que, la figura del orientador, se hace clave en el equipo docente, colaborando e interviniendo de manera directa, con toda la comunidad educativa.
Actualmente, en las escuelas no solo se trabajan los contenidos de las diferentes materias, sino que a través del departamento de orientación, también se ayuda a un adecuado desarrollo de los niños, a mantener una comunicación fluida con las familias, a mejorar habilidades y competencias en los alumnos etc… Se intenta ofrecer las herramientas necesarias para que los niños puedan conseguir los objetivos, ayudándoles en la toma de decisiones educativas, personalizando el proceso enseñanza-aprendizaje según las características de cada alumno y acompañándolos durante toda su etapa escolar de forma global.